Por todo lo que te ha dado, por todo lo que ha traído, sin haberlo demandado, sin haberlo tú pedido.
Cuando le ves cabizbajo, paseando por la calle, las manos a la espalda, meditabundo.
Cuando le ves cabizalto, cantando en el bar (ya cerrado), las manos sobre la guitarra, risatabundo.
Cuando le sabes agobiado, buscando la rima, el color o la forma, arrugando el papel, furibundo.
Cuando le sabes alegrado, habiendo encontrado rima, color y forma, sobre el papel, felizbundo.
No podrías hacer otra cosa que darle las gracias y un abrazo: